Mi primer contacto con Isaac Asimov fue un libro que llegó de manera involuntaria.
Durante la EGB no sé si en 4º o 5º una mañana vino un señor a clase. Mi profesor José Antonio, un hombre distante pero justo en el trato, nos dijo que era de la editorial Bruguera. Esta editorial, importante en edición de libros en español a finales del siglo XX, era conocida entre los niños por los libros de tebeos: Mortadelo y Filemón, Botones Sacarino, Rompetechos, Zipi y Zape, Pepe Gotera y Otilio, Anacleto, etc. Al mencionar Bruguera, captó nuestra atención al instante y escuchamos que podíamos participar en un concurso de dibujo en el que el premio era un lote de libros incluyendo, por supuesto, algunos de nuestros personajes de tebeo más queridos.
Queríamos participar todos. Podíamos dibujar lo que quisiéramos pero en una hoja especial de Bruguera que nos repartieron a cada uno. Esta hoja tenía unas líneas de márgenes y una caja para escribir nuestro nombre, dirección postal y teléfono, con la marca de Bruguera en la parte superior derecha. No era muy bueno dibujando. Se me daba bien hacer gradaciones de color con unos lápices de colores de Plastidecor que usábamos en aquella época. La «actividad Bruguera de dibujar», como lo llamó José Antonio la teníamos que hacer en casa. Esta visita nos había interrumpido la clase y mi profesor, evidenciaba querer continuarla sin más molestias.
Aquella tarde cuando llegué a casa después del colegio, les conté a mi madre y mis hermanas lo acontecido. Y… vaya. 🙁 Mis hermanas ya conocían la movida, como se decía en aquella época tan guay de los 80’s. Era un cebo para luego poder venderte enciclopedias o colecciones de libros «en módicos plazos de pago o letras». Hay que entender que antes de Internet, ese gran invento del conocimiento humano, el acceso a la información era a través de la lectura en libros. Las enciclopedias podían suponer una mejora en el acceso a la información y el conocimiento. Las editoriales eran muy activas en este negocio tan lucrativo.
Yo no entendía de ese tema de editoriales y enciclopedias, ya que mi objetivo era obtener más libros de tebeos. Así que me puse a pintar dentro del recuadro de márgenes de la hoja de Bruguera, mi pintura favorita: gradaciones de color. Decidí hacer gradaciones de color verde y azul en particiones geométricas como triángulos. Recordandolo en retrospectiva era como una estructura de una gema preciosa.
Cuando llegó mi padre por la tarde de ese día, le pedí permiso para entregar el dibujo al día siguiente. Accedió gustosamente. Pero creo que lo hizo pensando en el horizonte del día que llegara en el cual estaríamos sentados en un salón de un hotel charlando con un comercial de la editorial Bruguera intentando vender algo a mi padre.
Al día siguiente entregué en clase la «actividad Bruguera de dibujar». Mi sorpresa fue que el montón de papeles era muy escaso. Si éramos como 28 en clase, sólo había unas pocas hojas. Fueron pasando los días, y no había muchas incorporaciones al montón de papeles. Estos se podía dejar en una bandeja al lado de la mesa del profesor a lo largo de una semana. Ya que un día señalado volvería el señor de Bruguera y se los llevaría.
Después de unos meses y con el curso en el cole ya avanzado, nos llegó al buzón de correo de casa una carta de Bruguera a mi nombre. No era muy habitual que un niño en aquella época recibiera correspondencia de una empresa. Normalmente escribías postales si ibas de viaje o cartas si te querías comunicar con alguien que estuviera muy lejos. Las llamadas de teléfono eran algo poco asequibles, aunque el número de teléfono estuviera entre los datos de contacto. La carta decía que yo había ganado un lote de libros en el concurso de dibujo de Bruguera. Venía con una cita para un día y hora en el que se daba entrega de los premios, etc, etc. Fuimos a recoger el lote de libros. Pero fue muy aburrido para mí. Como dijeron en mi entorno familiar, era un evento comercial de Bruguera para vender enciclopedias.
Del lote de libros, lo que me interesó fueron los tebeos.
El resto de libros eran de colecciones juveniles de Bruguera que no me interesaban.
Aquellos libros fueron aprovechados entre mis hermanas y yo. Algunos fueron releídos hasta romperse y otros no fueron ni siquiera hojeados.
Uno de ellos tenía una portada muy sugerente con una nave espacial en dirección a un sol enorme e inquietante. Era de Isaac Asimov, «Un Anillo Alrededor Del Sol». Como dije antes este libro no fue de mi interés al principio. Pero posteriormente pasados unos años, llegando a la adolescencia, coincidiendo con el evento del cumpleañero de Clarke, este libro de Asimov lo hojeé por primera vez. Tenía unas ilustraciones que acompañaban al texto. Era decididamente un libro orientado a jóvenes lectores.
A partir de este primer contacto de lectura, empecé a pedir prestados libros de Asimov en la biblioteca. No fue fácil. Era un autor muy demandado. Como los libros más demandados eran toda la saga de Fundación y de los Robots con una lista de espera enorme, tenía acceso sólo a unos pocos libros. Tampoco estaba muy informado de cuánto de importantes eran esos libros. Imaginaba que lo eran debido a la demanda. Los primeros fueron las antologías de cuentos. Probé los libros de «Lucky Star», pero no me gustaron. Creo recordar que después de mucho probar a pedir las novelas canon, fue «Viaje Alucinante» la primera novela grande que leí. Había visto la peli en la televisión algún sábado en la sesión de tarde de cine que había en TVE por la primera cadena. No defraudó.
El relato de «El hombre bicentenario», que formaba parte de un libro con más relatos cortos, me dejó asombrado. Con el tema de los robots fui pidiendo en la biblioteca otros de Asimov sobre robots. «Yo, robot» fue el siguiente.
Más tarde después de mucho insistir, «Fundación» llegó a mis manos. Era un libro muy usado, con una tapa granate, el título y autor grabado en el lomo y con un olor muy fuerte. El libro estaba restaurado por el personal de la biblioteca. Me di cuenta de que era un libro que había sido leído por mucha gente. Al renovar el préstamo, comenté a los bibliotecarios que cómo era que el libro tuviera un olor tan peculiar y fuerte. El olor tan fuerte era debido a que se hacía un proceso de desinfección por ozono. El tratamiento se realizaba a todos los libros que tenían un uso muy intenso por parte de los usuarios de la biblioteca. Y en algunos libros, el olor penetraba mucho por el tipo de papel usado en su fabricación.
«Fundación» no tenía los ingredientes que yo necesitaba para alimentar mi imaginación. Me gustaban más el tema robots. El siguiente libro en serio de robots fue «Los Robots Del Amanecer». Aunque era en principio de mi gusto, no entendía nada. Lo dejé incompleto en una primera lectura. Algunas de los temas tratados en el texto no eran de mi gusto en la primera lectura. En otras ocasiones he vuelto a leerlo y quizás con la madurez comprendí todo lo escrito.
A lo largo de los años he ido completando la lectura de la saga Fundación y la de los Robots hasta que actualmente creo que los he leído casi todos. Algunos de los libros varias veces. Mi relación con Asimov ha sido intermitente y cíclica en el sentido de la reincidencia en la relectura. He releído algunos libros de la Fundación o de Robots más de dos veces a lo largo de mi vida. Y en cada relectura he conseguido maravillarme como si fuera la primera lectura. Con muchos de los libros he conseguido interpretar algunas ideas que circunstancialmente podrían considerarse de actualidad en el momento de la lectura.
A finales de los 80’s, en la biblioteca del pueblo que iba a veranear, el bibliotecario me dijo que había recibido «la nueva novela» de Asimov. Me estaba reservando el libro sin abrir, con el retractilado y sin registrar en el índice bibliotecario. Él sabía cuanto me gustaba Asimov. Introdujo el libro en el índice en mi presencia y fui el primer usuario de ese libro en aquella biblioteca. El libro estaba nuevo de tienda. No había leído un libro de Asimov hasta ese momento que fuera nuevo y sin ser hojeado. Esa novela era «Némesis».
Supuestamente era su último libro completo escrito. Una gran novela y que para algunas personas sobre las que he hablado sobre Asimov piensan que también está dentro de esa tarea que tuvo de unir toda su obra literaria en un único universo literario que comprendía Fundación y Robots.
La muerte de Asimov fue algo inesperado. No trascendía mucha información a finales de los 80’s y principios de los 90’s, no había empezado aún la era de la información como la actual. Lo que se sabía de la persona era lo que siempre se publicaba en la contracubierta de sus libros. Su nacimiento y origen ruso y su destino a Estados Unidos de América. Que a pesar de su origen ruso de nacimiento, su nacionalidad era estadounidense. También se reseñaba que era profesor de química en la Universidad de Boston, siendo consecuencia de ello un gran divulgador científico.
El año 2020 fue el año del final de mi ignorancia sobre su muerte. Coincidiendo con el centenario de su nacimiento y la noticia de que se produciría una serie de TV basada en Fundacion, abiertamente se habló en la prensa escrita cual fue la causa de la muerte de Isaac Asimov persona. En estos artículos se hacía referencia a que contrajo el virus de VIH causado por unas transfusiones de sangre contaminada cuando se le practicó una cirugía cardiaca a finales de los 70’s. Durante años se confundió al público sobre la causa real de la muerte. Quizás fuera insuficiencia cardiaca y renal, como se publicó durante años, pero hoy todos sabemos lo que es el síndrome de inmunodeficiencia adquirida si hay contagio de VIH. Tu cuerpo puede desarrollar enfermedades curables que te pueden matar. El problema es la percepción social que se tuvo durante décadas, incluso en nuestros días pero de menor alcance, tachándolo sólo de enfermedad de transmisión sexual drogadicción. Se podía contagiar también en el ambiente sanitario. Pero para él y para su familia podía ser una ignominia el que se divulgara. En décadas posteriores cuando un daño de honor tanto para el entorno de Asimov como para los sanitarios que lo atendieron, ya no era posible y se aireó toda esta situación. Incluso en los artículos hablaban sobre que fue casi dos décadas antes cuando se publicó cómo había sido su enfermedad y muerte. Pero si algo así se hubiera sabido incluso con la publicación de la biografía por parte de sus herederos, creo que habría tenido una gran repercusión. Se publicaría en algunos periódicos pero no fue vox populi.
Ahora es posible ver varias de sus entrevistas televisivas en youtube y admirar ese portento de razonamiento humanista. Al considerarse ateo, todo el pensamiento crítico estaba enfocado en el desarrollo de la civilización humana. Aunque trascendiera que su posición respecto al desarrollo de la tecnología dieran lugar al transhumano como en muchas de sus novelas.
La lectura de la obra de Asimov se coló en mi vida por «culpa» de un concurso de dibujo disfrazado de iniciativa comercial de una editorial que me recompensó con un libro accidental enmascarado entre tebeos y otros libros. Al recordar todo esto me doy cuenta de lo impactante que ha sido la obra de Asimov en mi vida moldeándo mi visión del mundo y la humanidad.